En estos días aprender a utilizar el sistema de transporte para un ciudadano común puede ser un asunto bastante complejo. Esto implica no solamente la identificación del número correcto del bus, sino además una serie de comportamientos como ubicar dónde está el paradero, saber dónde y cómo pagar el pasaje y cómo solicitar que el bus se detenga en el destino deseado, entre muchos otros aspectos. Ahora imagine cuan complejo puede resultar esto para una persona con discapacidad intelectual, y cuántos ensayos y frustraciones podría acarrearle un entrenamiento in situ de esta habilidad. Actualmente ello no es necesario, y aunque le parezca ficción, para aprender estay otras conductas para la vida independiente, no se requieren buses, calles, ni monedas, sino sólo un mundo virtual donde tales habilidades puedan ser evaluadas, desplegadas, repetidas y perfeccionadas hasta su adquisición.


Concordantemente con uno de los intereses más recientes de esta disciplina, a saber, el rol que los procesos cognitivos desempeñan durante la ejecución de tareas funcionalmente relevantes, como por ejemplo las actividades cotidianas (Schultheis, Himelstein & Rizzo, 2002), una de las aplicaciones más recientes de la RV han sido los ambientes simulados para el tratamiento y/o evaluación de personas con discapacidad intelectual. Lo anterior surge además como respuesta a la redefinición de esta discapacidad, ya no sólo como la presencia de limitaciones en el funcionamiento intelectual de un individuo, sino también por la concomitancia de deficiencias en el comportamiento adaptativo, es decir, en el conjunto de habilidades conceptuales, sociales y prácticas aprendidas por el sujeto para funcionar en su vida diaria (AAMR, 2002).




De este modo, comenzó a existir un mayor interés por diseñar ambientes virtuales para el entrenamiento y evaluación de destrezas cotidianas en personas con discapacidad intelectual, el cual se tradujo en un aumento de investigaciones en el tema. Si bien escasas aún, estas investigaciones han reportado resultados interesantes que hacen necesario un análisis respecto a cuáles son los aportes que la RV podría hacer en esta área, y bajo qué condiciones dichas aplicaciones serían efectivas. Lo anterior, contribuiría al desarrollo del campo y avalaría su utilización en este tipo de población, la cual por sus características de vulnerabilidad, debe ser protegida de potenciales daños derivados de tratamientos novedosos (Iacono, 2006).